El aceite para el motor es fundamental para un correcto funcionamiento de tu coche. Es un líquido que sirve para mantener todas las piezas lubricadas y evitar su desgaste. La falta de aceite puede suponer una reducción de la vida útil del motor. Para que cumpla adecuadamente su función es necesario conocer cuál es la mejor opción para nuestro vehículo. En este post te contamos los tipos de aceites de coche que hay y cuándo debes cambiarlo.
¿Qué es el aceite de motor?
El aceite de motor es el líquido que se utiliza para lubricar los motores de combustión interna. Su función principal es reducir la fricción y evitar que se dañen las partes móviles. El aceite también limpia, reduce la temperatura del motor y evita la corrosión.
Funciones del aceite de coche
El aceite de motor de un coche tiene varias funciones adicionales a hacer que funcione correctamente, podemos destacar:
- Lubricar las piezas disminuyendo la fricción y evitando que se desgasten.
- Enfriar el motor.
- Sellar el espacio entre los pistones y los anillos para que se mantenga la compresión.
- Limpiar los residuos de carbón que se puedan formar.
Tipos de aceite de coche
Los aceites para motor del coche se pueden clasificar teniendo en cuenta dos criterios: según su elaboración y según la viscosidad del mismo. Estas dos clasificaciones nos permiten conocer cuál es la mejor opción para nuestro vehículo y con cuál obtendremos un mejor rendimiento.
Según elaboración
- Aceites minerales. Utilizan directamente una base refinada de petróleo. Es recomendable en motores desgastados y con muchos kilómetros. Hay que tener en cuenta que los períodos para cambiar el aceite con este tipo son más cortos que con los sintéticos.
- Aceites sintéticos. Se hacen a partir de la transformación de la base destilada y refinada de petróleo. Esta transformación le permite desarrollar unas características y alcanzar unos estándares de calidad más altos. Es un tipo de aceite menos volátil y aguanta mejor las temperaturas extremas. Es una opción que asegura la protección del motor durante más tiempo y mantiene mejor sus propiedades.
- Aceites semisintéticos. Son aceites creados a partir de la mezcla de bases minerales y bases sintéticas. Son los más usados a pesar de que sus prestaciones no pueden igualarse a las de un aceite 100% sintético.
Según viscosidad
- Aceites multigrado. Son aquellos que se pueden utilizar todo el año. Es la opción más sofisticada del mercado ya que tiene un alto grado de viscosidad que varía según la temperatura. Permite proteger el motor ante cualquier circunstancia climatológica. Son la opción ideal para vehículos que circulan por zonas con temperaturas cambiantes.
- Aceites monogrado. Son recomendables para ubicaciones donde las temperaturas se mantienen estables durante todo el año. El grado de viscosidad se mantiene con unas condiciones ambientales limitadas.
¿Cada cuánto hay que cambiar el aceite del coche?
El aceite del motor del coche se debe cambiar cada 150.000 kilómetros máximo. Los coches que tienen más años necesitan un cambio de aceite cada menos kilómetros por el desgaste de las piezas. Es recomendable medir el líquido del aceite y comprobar sus niveles y estado aproximadamente cada 3.000 kilómetros para evitar daños en el motor o en las piezas.
Para realizar el cambio de aceite es necesario tener en cuenta la clasificación y los tipos de aceites que hemos mencionado.
Peligros de no cambiar el aceite del coche
No cambiar el aceite del motor a tiempo puede suponer el desgaste excesivo o rotura de piezas que pueden desencadenar problemas más graves en nuestro coche. Algunos de los problemas más comunes que pueden surgir son:
- Ruidos metálicos por la fricción de las piezas mal lubricadas.
- Las levas pueden arquearse.
- Rotura del motor en casos extremos en los que las piezas se desgasten totalmente.
- Averías en los casquillos de biela tras el roce continuo sin lubricación.
- Que el motor gripe. El aceite tiene como función enfriar el aceite, si no está en unos niveles óptimos, el motor puede sobrecalentarse y provocar que las piezas se desgasten.
- Todo esto supone un gasto económico que no tendría lugar si los niveles y condición del aceite fueran las óptimas y recomendadas por el fabricante. Arreglar cualquiera de los fallos anteriormente mencionados suponen unos costes muy elevados.